martes, 24 de febrero de 2009

¿Qué letra va primero: la A, la B o la C?


Alguien dijo una vez: “La primera regla del éxito es la concentración. Concentrar todas las energías en un objetivo y dirigirse directamente hacia él sin mirar ni a izquierda ni a derecha, garantiza una mayor eficacia y efectividad”.

Cuanto más tiempo dediques a planificar y priorizar antes de empezar a hacer tus tareas, más cosas importantes lograrás hacer y más rápido conseguirás hacerlas una vez que hayas comenzado. Cuanto más importante sea la tarea que te propones hacer, más motivado te sentirás para vencer la pereza y ponerte en marcha.

Una simple pero poderosa técnica para organizarnos
El método ABC es una poderosa técnica para establecer prioridades que puedes aplicar en todo momento, cada día y en todos los ámbitos de tu vida, tanto en el terreno personal como profesional. La técnica es tan simple pero a la vez tan eficaz que puede aumentar considerablemente tu rendimiento y tu efectividad en todas las áreas en las que la apliques.

El poder de esta técnica se basa precisamente en su simplicidad. Consiste básicamente en lo siguiente: Lo primero es realizar una lista con todas las tareas que tienes que hacer en el día que comienza. Piensa y escríbelas. Entonces clasifícalas poniendo A, B o C delante de cada una de las tareas antes de empezar a actuar.

Identifica tus prioridades principales
En este sistema de clasificación de actividades, “A” significa que algo es muy importante. Es algo que tienes que hacer necesariamente. Se trata de una actividad o tarea que si no haces o haces mal podría tener unas consecuencias negativas considerables. ¿Qué pasaría si no acudes a una visita a un cliente con el que has fijado una reunión?, ¿y si no preparas una información que necesita tu jefe para una reunión?, o ¿cómo se sentirían tus hijos si no asistieras a la primera obra de teatro en la que participan?. Para definir este tipo de tareas, responde a la pregunta ¿cuál o cuáles de las actividades del día tienen un mayor impacto en mi desarrollo personal o profesional?

Si tienes más de una tarea clasificada como A, vuelve a priorizarlas. Aunque son todas importantes, seguro que hay algunas más importantes que otras. Asígnales también un número de prioridad A-1, A-2, A-3, y así sucesivamente. La tarea A-1 es la “madre de todas las tareas”, “la prioritaria entre las prioritarias”.

Decide ahora tus tareas “secundarias”
Una tarea marcada con una “B” es una tarea que “deberías hacer”.
Las consecuencias de no hacerla o de hacerla incorrectamente serían medias, no como en el caso de las A. Son las típicas tareas que si no las haces seguramente se incomodará alguien a tu alrededor, pero que no son tan importantes como las A. Devolver una llamada que no sea crítica o revisar tu correo electrónico podrían ser tareas del tipo B. La regla es: no hagas una tarea B hasta que no hayas finalizado las del tipo A, o al menos todo lo que podías hacer ese día en concreto. No te dejes distraer por un agujero cuando delante de ti hay un abismo.

Las “otras” tareas
Una tarea de tipo “C” es algo que estaría bien hacer, sería incluso divertido, pero que si no haces no tiene grandes consecuencias ni para ti ni para nadie
. Las tareas del tipo C pueden incluir llamar a un amigo (salvo que la causa justifique una especial importancia), tomar café, hacer gestiones personales durante el tiempo de trabajo y otras más. Este tipo de tareas no tiene demasiada influencia en tu ámbito profesional.

Las ventajas del método
Aplicando este método de clasificación ABC conseguirás hacer más tareas importantes y con mayor rapidez y eficacia. La clave para que el método funcione es comprometerte a hacer primero las tareas A-1 y no dejarlas hasta que no las termines. Piensa en los beneficios que tienen para ti y tu trabajo las tareas del tipo A y las consecuencias negativas que puede conllevar no hacerlas. Tu habilidad para determinar las tareas del día, identificar las del tipo A y focalizarte en ellas es uno de los factores que más van a determinar tu desarrollo. Los resultados que conseguirás serán considerablemente mejores y mayores que los actuales.

Ejercicios para la acción
Aquí hay dos cosas que puedes poner en marcha inmediatamente para mejorar tus resultados:

Primero, escribe ahora tu lista de tareas de trabajo (o personales) y clasifica cada una de ellas con A, B, o C según la prioridad que les otorgas. Define tu actividad A-1 y ponte con ella inmediatamente. Toma la decisión de no hacer otra cosa hasta que no la hayas terminado.

Segundo, utiliza el sistema ABC todos los días y para todas las listas de tareas que te plantees realizar antes de comenzar a trabajar en ellas. Si lo haces cada día, en el plazo de un mes habrás conseguido convertir este sistema en hábito y comenzarás a notar sus beneficios. Unos mejores resultados y, por tanto, un mejor aprovechamiento de tu tiempo.


domingo, 15 de febrero de 2009

Autoformación: una práctica diaria muy recomendable

Hasta ahora, tú has llegado donde estás por lo que has aprendido hasta este momento. Cualquier progreso que te plantees conseguir de aquí en adelante implicará necesariamente que tendrás que aprender y practicar algo nuevo.

Cómo piensan los mejores
Una cualidad de los líderes y de las personas que consiguen los mejores resultados en las diferentes áreas es que están comprometidos con su propia formación y crecimiento personal. Trabajan a diario en aprender nuevas cosas y ponerlas en práctica. Mejoran su formación y sus habilidades. Nunca se muestran autocomplacientes y satisfechos con lo que saben. El aprendizaje continuo forma parte de su forma de entender la vida.

En solo tres años puedes ser una referencia
Alguien dijo hace años que con una hora al día de estudio en el área que tú decidas es suficiente para convertirte en uno de los cinco mejores en ese campo. En solo tres años, dedicando una hora, te convertirás en uno de los mejores en tu campo de actividad. Al fin y al cabo estamos hablando de más de 1.000 horas de formación y desarrollo en algo concreto.

Compra y lee libros sobre el ámbito que desees desarrollar. Si lees una hora al día, significa que leerás aproximadamente un libro por semana, o lo que es lo mismo, 50 libros al año, o 500 libros a los diez años. Esto te situará entre los primeros.

Piensa en lo que te dedicas en este momento. ¿Cuántas horas has dedicado a aprender y formarte específicamente en esta área? Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que 1.000 horas son bastantes horas.

Esto es lo que pasa en tres años: te conviertes en uno de los mejores en tu campo. Pero en cinco años, te puedes convertir en una autoridad a nivel nacional y en siete años en una referencia a nivel mundial. Considerando este tiempo en relación con toda tu vida, podría merecer la pena, ¿no?

La lectura es la clave de la autoformación
Para conseguir esto, lee todo lo que puedas relacionado con tu campo de actuación o con lo que deseas desarrollar. Suscríbete a newsletter en Internet que tengan que ver con el tema y vete haciendo con una verdadera bibliografía sobre el tema. No escatimes en tu formación.

Para ayudarte en este propósito, por ejemplo, podrías comprometerte a invertir el 3% de tus ingresos en tu desarrollo personal y tu formación. Es una forma de que parte de lo que generas, revierta directamente en tu propio beneficio y te ayude a generar beneficios también en el futuro.

Ejercicios para la acción

Aquí hay tres cosas que puedes hacer inmediatamente para ser uno de los mejores en tu campo.

Primero, pregunta a los mejores de tu campo o investiga cuáles son sus recomendaciones sobre libros, artículos, revistas o cualquier otro recurso que puedas utilizar para tu formación personal. En el momento que encuentres los títulos más recomendables, no lo dudes y ve a comprarlos.

Segundo, decide qué hora es la que vas a dedicar a tu desarrollo personal. Puede ser la última de la noche o la primera de la mañana, pero trata de conseguir una rutina.

Tercero, lee, subraya y toma notas cuando encuentres ideas de interés. Ponlas en marcha lo antes posible. Experimentarás unos mejores resultados y avances considerables de manera inmediata.

jueves, 5 de febrero de 2009

Nuestro tiempo y nuestros objetivos. ¿Qué tal se llevan?

Organiza tu vida en torno a tu familia, tu carrera y tus objetivos personales
¿Te has parado a pensar cómo es el uso que haces de tu tiempo?. ¿Has analizado el tiempo que dedicas las diferentes parcelas de tu vida?. Para conseguir nuestros objetivos, necesitamos ser dueños de nuestro tiempo en vez de ser esclavos de las presiones constantes de tiempo, como somos en muchas ocasiones.

Nuestro recurso más preciado
El tiempo es nuestro recurso más preciado. Es la cosa más valiosa que tenemos y además es irreemplazable y, aunque queramos, no lo podemos ahorrar. Únicamente podemos “reasignarlo”, traspasando algo de tiempo de acciones de poco valor a actuaciones de alto valor. Todo el trabajo que realizamos requiere tiempo. El tiempo es además absolutamente indispensable para disfrutar de las relaciones que son importantes en nuestra vida. Ya el simple hecho de tomarte un momento para pensar en tu tiempo antes de gastarlo está mejorando la gestión que haces de este recurso.

El punto de partida
Para gestionar bien nuestro tiempo, primero tenemos que gestionar bien nuestro interior. Comienza pensando que es realmente importante para ti en tu vida. Solo estarás gestionando bien el tiempo si lo distribuyes en torno a las cosas que realmente te importan y quieres conseguir.


Necesitamos establecer objetivos en las tres grandes áreas de nuestra vida.
En primer lugar, necesitamos definir objetivos familiares y personales. Estos constituyen las verdaderas razones por las que nos levantamos por las mañanas, por las que trabajamos duramente y por las que nos preocupamos por desarrollarnos y formarnos cada vez más. Son las cosas para las que tratamos de conseguir dinero y por las que, en ocasiones, nos sentimos frustrados al no “disponer de tiempo”.

Decide tus objetivos
¿Cuáles son tus objetivos personales y familiares, tanto tangibles como intangibles?. Un objetivo familiar tangible podría ser una casa más grande, un coche mejor, una televisión de plasma, un viaje o cualquier otra cosa que cueste dinero. Un objetivo intangible podría ser conseguir mejores relaciones con tus hijos o tu pareja, pasar más tiempo con tu familia para pasear o leer libros. Conseguir estos objetivos personales y familiares constituye el verdadero propósito de la gestión del tiempo.

Cómo conseguir tus objetivos
La segunda área de objetivos son los profesionales. Estos son realmente el “cómo” vamos a conseguir nuestros objetivos personales y familiares. ¿Cómo vamos a conseguir el nivel de ingresos que nos permitirá conseguir nuestros objetivos familiares?. ¿Cómo vamos a desarrollar las habilidades y capacidades que nos permitirán ir desarrollándonos como personas?. Los objetivos profesionales son absolutamente fundamentales, especialmente cuando somos capaces de conciliarlos con los objetivos personales y familiares.

Objetivos de desarrollo personal
El tercer tipo de objetivos son los objetivos de desarrollo personal. Un principio universal de equilibrio dice que “Conseguirás resultados fuera en proporción a los resultados que vayas consiguiendo en tu interior”. Nuestra vida exterior es un reflejo de nuestro mundo interior. ¿qué resultados consigues un día de trabajo cuando tienes problemas internos, cuando estás preocupado?. ¿Son peores o mejores que cuándo mejoras tu estado interno?. Si quieres conseguir grandes resultados en tus ámbitos familiar y profesional, tienes que esforzarte en tu desarrollo personal.


Lo que será nuestra vida dependerá en gran medida de lo que consigamos ser nosotros mismos. Quizás, uno de los principios más importantes del éxito es que tú puedes llegar a ser lo que realmente quieres ser y conseguir exactamente lo que quieres conseguir. Pero para hacerlo, tienes que trabajar en ti mismo y no parar nunca.

Estas categorías de objetivos (personales, familiares y profesionales) son realmente importantes. Asigna bien tu tiempo a cada faceta para conseguir equilibrio y resultados.

Ejercicios para la acción
Aquí hay tres cosas que puedes hacer inmediatamente para mejorar tu asignación del tiempo:

Primero, desarrolla el hábito de pensar y analizar periódicamente que es realmente importante para ti y evalúa cuánto tiempo dedicas a estas cuestiones. Cuanto más te paras a pensar, mejores decisiones tomas. Si no te convence el reparto de tiempo, cámbialo.

Segundo, decide claramente tus objetivos personales y familiares. Escríbelos. Discútelos con otras personas. Plantéate para qué hacer realmente lo que haces. Asegúrate de que todo lo que hagas te acerca a tus objetivos y que dedicas tiempo suficiente a estas cosas.

Tercero, dedica un tiempo a pensar en tus objetivos profesionales y los pasos que tendrás que dar para conseguirlos. Ponte en marcha hoy y avanza en esa línea. Comprueba que los objetivos profesionales son compatibles con los familiares y profesionales.