miércoles, 22 de abril de 2009

Rumbo hacia la luz

En ocasiones nos sentimos agobiados, bajos de ánimo o sin fuerza para afrontar determinadas situaciones externas que, al menos aparentemente, son negativas. La actual situación de crisis es una muestra de ellos. Sin embargo, en la mayor parte de las ocasiones, el entorno no cambia “por generación espontánea”. Suele seguir igual e incluso a veces va a peor. Tenemos que convivir con él y nos toca a nosotros hacer algo para llevarlo lo mejor posible.

La buena noticia es que tú ya tienes dentro de ti todo lo que necesitas para afrontar las situaciones negativas y salir airoso de ellas. No necesitas tantos apoyos externos como tú crees. Sabes todo lo que necesitas saber para ser tu mejor amigo, tu mejor guía, tu profesor y tu mentor, por lo que puedes sentirte totalmente feliz y seguro de ti mismo. Puedes aprender a resolver las dificultades que se interponen entre ti y tu disfrute personal. Ya se que esto suena a “cuento maravilloso”, pero permíteme que argumente porqué estoy convencido de ello.

Sé honesto contigo mismo
El punto de partida para hacer frente a cualquier situación negativa que te surja es ser completamente honesto contigo y con tu realidad. No esperes siempre lo mejor y que todo será maravilloso. Piensa, por ejemplo que, cuando algo te esté molestando puede pasar que, si no haces nada, la situación tienda a ser peor.

Evita la tentación de negar la evidencia, de pretender que nada es malo, de desear, esperar y rogar que sea lo que sea pasará y tú no tendrás que hacer nada. La realidad es que, en muchas ocasiones, la situación empeora antes de mejorar y al final tendrás que hacer algo para solucionarla. Bueno, esto no es tan malo. Lo único que significa es que “ante las situaciones adversas hay que hacer algo”. Recuerda que “si sigues haciendo lo mismo, obtendrás los mismos resultados”.

Gestiona tus problemas desde otro punto de vista
Hay un viejo dicho que dice que “no puedes solucionar un problema desde el mismo estado en el que lo creaste o se produjo”. Por eso, muchas veces, nos cuesta mucho solucionar problemas y situaciones adversas. No salimos de nuestra “trinchera mental”. Por ejemplo, cuando en una relación de pareja las dos personas se pasan el día discutiendo, negociando y volviendo a discutir los mismos asuntos, probablemente están tratando de arreglar el problema en el mismo nivel en el que se creó. Si gestionaran el problema en un nivel distinto, más alto, estas personas preguntarían algo como: “De cara a ser felices, ¿es esta la relación que tenemos que mantener habitualmente?”.

Encuentra el trabajo más adecuado para ti
A nivel profesional, mucha gente trabaja duramente y experimenta una considerable frustración empeñándose en hacer un trabajo concreto o dedicarse a una actividad determinada. Insisten y cada vez se sienten menos realizados. De la misma manera, en ámbito personal, otras personas se esfuerzan en mantener una situación, unas relaciones y un “statu quo” que no les satisface. ¿Cómo solucionar estas situaciones?. ¿Qué pasaría si decidieran dedicarse a otra cosa? ¿O si hicieran lo que hacen de manera diferente?, ¿o si lo hicieran con gente diferente?, ¿o las tres cosas a la vez?. Probablemente su sensación y estado de ánimo variaría y empezarían a “solucionar su problema”.

A continuación propongo algunas preguntas para que respondas en relación con todo esto. Escríbelas en la cabecera de una hoja de papel en blanco y piensa tantas respuestas a cada una de ellas como te sea posible.

¿Qué sería necesario?
La primera pregunta es: “¿qué sería necesario para que yo fuera totalmente feliz?”. Anota cualquier cosa, por muy simple que sea, que se te pueda ocurrir. Cualquier cosa que creas que formaría parte de tu vida si tú ya fueras totalmente feliz en este momento. Escribe cosas como salud, felicidad, prosperidad, amor, relaciones, paz interior, coches, casas, ropa, dinero, etc. imagínate que no tuvieras límites.

¿Qué te está reteniendo?
La segunda pregunta es un poco más difícil. Escribe ahora en la cabecera de la hoja : ¿En qué situaciones de mi vida y con quién no soy totalmente feliz?. Esfuérzate en pensar en todos los detalles, en todos los ámbitos de tu vida, en tu día tipo, desde la mañana a la noche y escribe cualquier cosa que no te satisfaga o te haga infeliz. Recuerda que hacer un buen diagnóstico es la mitad de la cura. Identificar las situaciones insatisfactorias es la primera fase para resolverlas.

Identifica tu momento más feliz
La tercera pregunta, mucho más alegre, te dará algunas líneas de actuación: “Repasando toda mi vida mi vida, ¿dónde y cuando he sido más feliz?. ¿Con quién estaba y qué estaba haciendo?. Disfruta y anota todos los detalles.

Decide qué hacer
Una vez que hayas respondido a estas preguntas, piensa ahora en lo que puedes hacer, empezando a actuar inmediatamente para crear el tipo de vida que siempre has soñado. "Pon rumbo hacia la luz". Puede llevarte una semana, un mes o un año, pero eso no importa. Cualquier cosa que hagas que te acerque a tu objetivo te reconfortará e irás disfrutando la singladura. Te irás haciendo más positivo y optimista. Tendrás más autoconfianza y autoestima y te convertirás en el verdadero dueño de tu vida, sintiéndote cada vez mejor.

Como ves, afrontar las situaciones adversas y salir airoso de ellas depende de tí. Tu sabes qué cambios debes hacer para conseguir tus grandes objetivos.


Ejercicios para la acción
Aquí tienes tres cosas que puedes hacer de forma inmediata para mejorar tu situación actual:

Primero, examina detenidamente tus relaciones profesionales y personales. ¿hay alguna situación o actuación que no volverías a hacer si tuvieras otra vez la oportunidad?. ¿Hay personas con las que evitarías cruzarte si pudieras y personas con las que intensificarías tu relación?.

Segundo, haz una lista de las cosas que te harían verdaderamente feliz. Anota todo lo que se te ocurra, hasta los pequeños detalles y empieza inmediatamente a pensar en cosas que podrías hacer para conseguirlas.

Tercero, permítete a ti mismo soñar y tener fantasías sobre tu vida ideal. ¿Cómo sería?, ¿Cómo te sentirías?. Entonces, haz algo todos los días para acercarte a esta vida que has definido. "Pon rumbo hacia la luz"


domingo, 5 de abril de 2009

Ante momentos bajos, cabeza alta

Algunos días amanecen grises
Es posible que te haya ocurrido en alguna ocasión que te has despertado y te has encontrado algo bajo, con falta de fuerzas para afrontar las obligaciones del nuevo día. Es posible también que te hayas encontrado con días en los que te costaba más aguantar bromas y en los que te encontrabas menos dispuesto a soportar los problemas cotidianos. Días en los que no tenías un buen estado de ánimo.

En estas circunstancias, ¿qué es lo que te pedía el cuerpo?. Quizás te hayas dado la vuelta en la cama y te hayas tapado la cabeza con la almohada diciendo: “Hoy no me levanto”.

La solución a un problema pasa por afrontarlo
Y al final, ¿cómo has solucionado siempre estas situaciones?, ¿cómo has cogido fuerzas para enfrentarte a días y momentos en los que lo único que te apetecía era dormir?. Probablemente, hayas decidido al fin pegar un salto, levantarte, “ponerte las pilas” y decir, con la cabeza alta “vamos a por ello”.

Los estados de ánimo y la actitud corporal están siempre relacionados
Las personas que se encuentran en estados de ánimo “bajos” suelen mostrar una actitud corporal cerrada. Suelen ir con la cabeza y los hombros hacia abajo y con una expresión facial seria, triste y desganada. ¿Has visto alguna vez una persona deprimida mirando al frente, con la cabeza alta y una expresión facial de seguridad y confianza?. Seguro que no.

Por el contrario, si tuvieras que describir la expresión corporal de una persona con confianza y segura de si misma, ¿cómo lo harías?. Quizás hablarías de una persona en posición erguida, cabeza alta, mirada al frente, expresión facial con energía, incluso con una ligera sonrisa, pecho sacado y respiración firme.

Como conclusión, podemos afirmar que el estado de ánimo y la actitud corporal parecen tener cierta relación. Estados de ánimos positivos llevan asociadas unas actitudes corporales determinadas, abiertas y energéticas y estados de ánimo bajos o negativos, otras actitudes corporales distintas, cerradas y faltas de energía.

Modifica tu actitud corporal para mejorar tu estado de ánimo
Esta asociación nos ofrece a todos una poderosísima herramienta para controlar y mejorar nuestro estado de ánimo. Solo con modificar tu fisiología, podrás mejorar tu estado de ánimo. Nuestro cerebro no podrá generar estados de ánimo bajos si nuestro cuerpo no le acompaña. A través de la modificación de nuestra actitud corporal, guiamos el tipo de mensajes que elabora el cerebro y, en consecuencia, nos podremos sentir mejor. La próxima vez que te sientas con un bajo estado de ánimo, levanta la cabeza, saca pecho y sonríe. Comenzarás a sentirte mejor.

Ejercicios para la acción
Aquí tienes dos cosas para mejorar tu estado de ánimo utilizando tu fisiología

Primero, recuerda alguna experiencia en la que te hayas sentido pletórico de ánimos, totalmente positivo y con confianza y seguridad. Recuerda con detalle cómo era tu actitud corporal en esas circunstancias (mirada, sonrisa, cabeza y cuello, posición de la espalda, respiración, nivel de energía, etc.)

Segundo, la próxima vez que te sientas “bajo de fuerzas”, no te dejes llevar por esa sensación y sitúa tu actitud corporal como en la experiencia positiva que has descrito en el punto anterior. Levanta la cabeza, sonríe, respira hondo, mantén una posición corporal erguida y … prueba a ver que pasa. Disfruta de la experiencia.