lunes, 21 de diciembre de 2009

Dame problemas que yo los transformaré en oportunidades


Según en Diccionario de la Real Academia de la Lengua, Actitud significa “1. Postura del cuerpo humano, especialmente cuando es determinada por los movimientos del ánimo, o expresa algo con eficacia. 2. Postura de un animal cuando por algún motivo llama la atención. 3. Disposición de ánimo manifestada de algún modo”. En aeronáutica, el término “actitud” hace referencia al "ángulo de vuelo que lleva el avión con respecto al horizonte". Depende de este ángulo, el ascenso o el descenso será de una manera u otra, más o menos brusco, más o menos rápido.

Sea cual sea la acepción, está claro que cuando hablamos de actitud, hablamos de posición frente a algo. La forma en la que percibes un problema determina tu actitud. El ángulo desde el que percibes las diferentes situaciones es tu “actitud de vuelo”.

Controlar tu actitud, es decir, controlar el enfoque y tu manera de aproximarte a las situaciones es, posiblemente, el elemento que más influirá en tus resultados. En ocasiones, es una actitud errónea la que provoca la insatisfacción y la infelicidad. Recuerda que “lo importante no es lo que sucede, sino cómo lo percibes”.

Para dominar tu actitud y conseguir un enfoque positivo de los problemas que te vayas encontrando, puedes comenzar por cambiar tu lenguaje, la denominación de algunas cuestiones.

No hay problemas sino situaciones.
Imagínate que cambias la palabra “problema” por “situación”. Imagínate que utilizas expresiones como “nos enfrentamos a una situación que necesita de toda nuestra concentración”. “Situación” es un término neutro, una palabra que no tiene connotaciones positivas ni negativas, mientras que “problema” implica consecuencias negativas necesariamente.

No hay problemas sino desafíos
Prueba ahora a cambiar el término “problema” por la palabra “desafío”. “Nos enfrentamos a un gran desafío”. ¿qué te sugiere?. De la misma manera que con el término “situación”, la palabra “desafío” no tiene connotaciones negativas. Es más, las personas nos planteamos desafíos de forma voluntaria con el fin de superarnos y conseguir determinados logros que nos van haciendo crecer. Los desafíos nos ayudan a motivarnos, Los desafíos son positivos.

No hay problemas, sino oportunidades
Detrás de cada crisis, detrás de cada problema hay una oportunidad. Cuando afrontes una situación que consideres “problemática”, busca las oportunidades que se abren como consecuencia de ésta. Cada situación es una oportunidad de aprender. Cada acontecimiento es una oportunidad de conseguir un nuevo logro. Si te paras a pensar, las personas que han conseguido los resultados más brillantes a todos los niveles, los han logrado en tiempos de crisis, en épocas turbulentas.

Pensar en términos de “situaciones”, “desafíos” y “oportunidades” te abre un mundo lleno de posibilidades y alternativas. Y son precisamente las alternativas las que te permitirán conseguir tus objetivos y continuar avanzando.

Ten en cuenta que, pienses como pienses, las situaciones están allí, tu entorno económico, familiar y social son como son. Estos no son aspectos que tu puedas decidir. Sin embargo, lo que si depende de ti, aquello de lo que eres verdadero dueño, es tu forma de pensar, tu forma de aproximarte a la realidad. ¿Por qué una misma situación supone un “problema insalvable” para algunas personas y una “oportunidad” para otras?, ¿qué lo que cambia?, ¿qué hace diferente a estas personas?. Evidentemente, la respuesta no la podemos encontrar en el entorno. La diferencia reside exclusivamente en la forma de pensar de cada uno. La forma en que las personas deciden percibir una misma situación es diferente. En base a esta percepción, se consiguen experiencias más o menos gratificantes. Recuerda la buena noticia: tú decides cómo quieres enfocarte.

Ejercicios para la acción

Primero, identifica tres situaciones que consideres que son “un problema” para ti en este momento y defínelas utilizando los términos “situación, desafío y oportunidad”. Haz una relación de las oportunidades que eres capaz de identificar.

Segundo, utiliza los términos “situación, desafío y oportunidad” en las conversaciones que tengas tanto en tu ámbito familiar como profesional. Analiza cómo percibes tus sensaciones y las de tu interlocutor.

Tercero, cuando identifiques un desafío o una oportunidad, diseña un plan para afrontarlo. Ponte en marcha de forma inmediata para conseguir tus objetivos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

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Que lo disfrutes!!

domingo, 11 de octubre de 2009

El valiente no es el que no tiene miedo sino el que sabe gestionarlo


Posiblemente, el reto más importante al que nos enfrentamos en la vida es conseguir vencer el miedo. El miedo es y siempre lo ha sido, el mayor enemigo de la mente humana. Las personas nos bloqueamos y no conseguimos nuestros objetivos por miedo. Por miedo no subimos al avión. Por miedo no afrontamos nuevos proyectos. Por miedo no practicamos algunos proyectos. Por miedo no iniciamos relaciones. Por miedo no dejamos de fumar.

Alguien dijo una vez “la única cosa a la que tenemos que tener miedo es al propio miedo”. Lo que realmente nos provoca estrés, ansiedad e infelicidad no es la realidad a la que tenemos miedo, sino el estado que nos provoca el miedo.

Cuando somos capaces de afrontar nuestros miedos y desarrollar autoconfianza, se abre un nuevo mundo de oportunidades. Imagina lo que podrías soñar, ser o hacer si fueras capaz de no tener miedo a nada.

Desarrolla el hábito de la valentía
La valentía, como cualquier otra actitud se puede traducir en comportamientos y, por tanto, convertirse en hábito. Podemos decidir ser siempre valientes. Afortunadamente, el hábito de la valentía puede aprenderse como cualquier otro hábito, a través de la repetición. Necesitamos constantemente hacer frente y superar nuestros miedos para afianzar la valentía y el coraje que nos permitirá superar los inevitables altibajos que encontramos en la vida. Cuantas más veces afrontes tus miedos, más valiente serás.

El origen del miedo
El punto de partida para superar el miedo y desarrollar nuestra valentía es identificar los factores que nos predisponen a sentir miedo. La causa raíz de la mayor parte de los miedos se encuentra en algún momento de nuestra infancia, habitualmente asociado con críticas destructivas y ataques a la autoestima. Esto nos ha provocado el desarrollo de dos grandes tipos de miedos. El miedo al fracaso, que nos lleva a pensar siempre “no puedo, no puedo, no puedo” y el miedo al rechazo, que nos trae el pensamiento “tengo que, tengo que, tengo que”. Nuestros miedos pueden paralizarnos, impedirnos realizar acciones que nos lleven a conseguir nuestros sueños y objetivos.

Cuanto más sepas de algo, menos miedo tendrás
El miedo es también una consecuencia de la ignorancia. Cuando tenemos una información limitada sobre alguna cuestión a la que nos enfrentamos, nuestras dudas nos dominan. Nos sentimos tensos e inseguros sobre el resultado que tendrán nuestras acciones. La ignorancia nos provoca miedo al cambio, miedo a lo desconocido y nos desanima a probar cosas nuevas o diferentes.

Sin embargo, lo contrario es también una realidad. Seguramente, cuando te has subido por primera vez a una montaña rusa, tu sensación de miedo ha sido mayor que la segunda vez que lo has intentado. Cuando montaste por primera vez en un avión, quizás estabas más intranquila que en la segunda ocasión.

Cuanta más información tengamos sobre una cuestión concreta, mayor será nuestra confianza y la abordaremos con mayor valentía. Conocer un tema disminuye el miedo a lo desconocido. Puedes comprobar esta realidad en las áreas de tu vida en las que no sientes miedos porque sabes lo que estás haciendo y cómo debes hacerlo. Te sientes competente y completamente capaz de afrontar cualquier cosa que suceda.

Analiza tus miedos
Una vez que has analizado los principales factores que te provocan el miedo, ahora te toca analizar de manera objetiva tus miedos personales. Escribe en la parte superior de una hoja de papel “¿A qué tengo miedo?". Recuerda que todas las personas inteligentes tienen miedo a alguna cosa. Es normal y natural preocuparte por tu seguridad física, emocional y financiera y la de los tuyos. Una persona valiente no es la que no tiene miedo nunca, sino la que sabe gestionarlo. Como decía Mark Twain “La valentía es la resistencia al miedo, la gestión del miedo, no su ausencia”.

Ejercicios para la acción

Primero, haz tu lista de miedos escribiendo todo lo que se te ocurra, tanto grande como pequeño. Escribe todo lo que te causa miedo, estrés o ansiedad. Piensa en las áreas de tu trabajo o de tu vida personal donde tus miedos están suponiéndote una barrera, evitando que progreses.

Segundo, identifica momentos, actividades o situaciones en las que sentiste miedo y pudiste superarlo. Revive cómo te sentiste al superarlo, qué decisiones tomaste para afrontarlo y qué cosas hiciste.

Tercero, ordena tus miedos por orden de importancia y haz el firme propósito de apartarlos uno por uno.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Un sueño hecho realidad



Era el año 2016. Madrid celebraba por fin sus Juegos Olímpicos, tal y como se había decidido en 2009 y estaba en pleno apogeo. Las calles estaban abarrotadas de gente y la ciudad emanaba vida y energía. En medio del bullicio yo, pletórico, paseaba feliz con mi familia. Mis hijos crecían e iban bien en sus dedicaciones y mi actividad profesional estaba plenamente consolidada. Mi salud y la de los míos se encontraba en uno de los mejores momentos. Ya hacía tiempo que no visitábamos aquellas consultas que, con los críos, estuvimos frecuentando durante años. Justo como yo quería.

Aquella tarde, para acercarnos al estadio de “La Peineta” en el que se celebraba la quinta jornada de atletismo, habíamos decidido utilizar nuestro flamante coche. La verdad es que era el que siempre había querido. Siempre anhelando tener un buen coche y ya lo había conseguido. Llegamos y nos sentamos en las butacas que teníamos reservadas previamente, cerca del palco de autoridades, en uno de los mejores sitios. El espectáculo fue genial. ¡Esfuerzo y competición en estado puro!. En esa manga, medalla de oro para los nuestros y ya un paso más cerca de las finales.

Tras salir del estadio, dejé a mi familia en casa y me acerqué a la oficina para mantener una reunión con un importante cliente que había venido a Madrid desde Estados Unidos aprovechando las olimpiadas. Cuando llegué, entré por la recepción y recibí una calurosa respuesta por parte de mis colaboradores una vez que les dirigí un afectuoso saludo. La verdad es que habíamos conseguido ser “una gran familia” dentro de la empresa. La sala estaba preparada, los medios audiovisuales listos y el proyecto perfectamente terminado. Un gran trabajo del responsable de proyecto que facilitaría las cosas para conseguir uno de los mayores contratos hasta la fecha.

Llegó el cliente, charlamos frente a un café, revisamos la presentación y llegamos a un acuerdo que implicaría trabajo y crecimiento para los próximos tres años. Por fin, la expansión internacional que andaba buscando.

A las 20:30 llegué a casa, lleno de energía y muy satisfecho por el acuerdo conseguido. Saludé con efusividad, repartí besos y abrazos y me puse a jugar con mis hijos. Cenamos todos en familia y el momento fue maravilloso. Tanto mi mujer como yo nos quedamos un rato con los niños antes de que se durmieran y contamos mil y una historias. La armonía y el amor gobernaban nuestro hogar desde hacía años.

Una vez dormidos “los niños”, aunque alguno ya no lo era tanto, y antes de retirarme a descansar dediqué un espacio a la reflexión, como hago todos los días. Además de repasar los acontecimientos del día, dar gracias por ellos y revisar lo que había aprendido, esta vez decidí evaluar lo que había conseguido hasta la fecha y, sobre todo, lo que había hecho desde que en el año 2009 decidí definir mis metas y trabajar con persistencia para conseguirlas.

A nivel personal, mi vida era como yo quería, con una mujer y unos hijos estupendos que me apoyaban en lo que emprendía y eran mi verdadero soporte emocional. En el plano económico y profesional, contaba con todas las cosas que me había propuesto siempre y me dedicaba a lo que verdaderamente me llenaba. Mis relaciones me satisfacían plenamente, practicaba deporte habitualmente y me encontraba bien de salud, “en plena forma” diría yo. Me sentía orgulloso.

Pero esto no siempre había sido así. Las preguntas claves eran ¿cómo lo había conseguido?, ¿qué planes y actuaciones había puesto en marcha desde 2009?, ¿qué decisiones me habían ayudado durante los últimos años a conseguir mis objetivos?, ¿qué cosas habían cambiado?.

Hice una lista y anoté algunas cuestiones que me parecieron importantes y que me ayudaron a tomar conciencia y a reforzar mi sistema de creencias.

- Cada año, desde 2009, había fijado mis metas y objetivos, tanto personales como profesionales, claramente y por escrito.
- Cuando me ofrecieron la posibilidad de abrir la nueva línea de negocio internacional hace dos años, acepté sin dudarlo, a pesar del riesgo que suponía y del esfuerzo que sabía que tendría que realizar.
- La progresión de la empresa se había producido siguiendo un plan preciso y trabajando con los socios y colaboradores más adecuados. Cada año desarrollábamos un plan de acción detallado en el que definíamos todas las actuaciones relevantes para cada área.
- Aquel año en el que tuve una situación familiar especialmente tensa a causa de mi “exclusiva” dedicación al trabajo, tomé la decisión acertada, equilibrando mi atención entre mi familia y mi trabajo.
- Tras dejar de fumar, retomé el deporte que tanto había practicado de joven. Establecí una rutina deportiva y la convertí en hábito.
- Había ampliado enormemente mi círculo de relaciones, tanto a nivel personal como profesional. Creo que este es uno de los puntos que más había influido en mis logros.
- Todo había costado esfuerzo, pero había trabajado siempre con dedicación y persistencia.

Estaba muy concentrado, tratando de recordar los hitos más importantes de mi proceso de crecimiento cuando, de repente, empecé a escuchar una agradable melodía. Una mezcla entre clásico y fussion que me inspiraba positivamente, me daba seguridad y mucha tranquilidad. Me centré por unos minutos en aquella música hasta que me sentí pleno de energía y con ganas de afrontar nuevos retos.

Abrí los ojos y me desperté con una sonrisa. Había sido mi fiel radio-despertador que me avisaba como cada día de que comenzaba una nueva jornada de vida, familia y trabajo.

Permanecí durante unos instantes en la cama, en un cierto estado de confusión. Con esa sensación entre sueño y realidad. Miré el calendario y vi la fecha: 7 de septiembre de 2009. Comprendí entonces que había tenido un sueño, un gran y bonito sueño. Todas las cosas de las que disfrutaba en el sueño, los objetivos que había conseguido y los planes emprendidos están aún por emprender.

Ni Madrid es ciudad olímpica todavía, ni yo he pensado siquiera en una posible expansión internacional para mi negocio. En mi oficina solo hay un socio y colaborador junto al que lucho contra un mercado en situación de crisis. Con respecto al coche, no se puede decir que sea flamante, aunque funciona bien. Es verdad que ya no fumo, pero todavía no he establecido mi rutina deportiva.

Lo único que es exactamente igual ahora que en el sueño es mi familia, con menos años pero igualmente maravillosa.

Sin embargo, a pesar de que todo haya sido un sueño, esta noche ha cambiado mi vida. Ahora se que es lo que tengo que hacer para crecer y conseguir el éxito a todos los niveles. El sueño me ha dado las claves. La lista de planes y actuaciones que en el sueño me ayudaron a vivir con éxito en 2016, son precisamente los planes y actuaciones que debo poner en marcha a partir de hoy. Así, lo conseguiré.

Ya se que tengo de que definir mis metas y objetivos cada año. Aceptaré los nuevos retos que se vayan cruzando en mi camino. Buscaré los socios y los colaboradores más adecuados para mi negocio. Trabajaré en un proyecto de expansión y crecimiento. Y, sobre todo, dedicaré esfuerzo y seré persistente.

Haciendo estas y otras cosas, ya he visto lo que conseguiré y se como me sentiré. Y lo más importante, se que es posible conseguirlo porque “yo ya he estado allí”.

“Si lo puede soñar, lo puede hacer” (Walt Disney)

lunes, 24 de agosto de 2009

"No tengo nada que hacer". Pues a mí se me ocurren mil cosas



La gestión efectiva del tiempo es una de las habilidades fundamentales para el éxito. Tu habilidad para gestionar tu tiempo, para enfocarte en los objetivos y tareas que son realmente importantes para ti y para centrar tus energías en tareas de valor añadido, determinarán en gran medida los resultados que consigas. En muchos casos, una adecuada gestión del tiempo marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Aprovecha tu tiempo para enriquecer tu mente
Tu mente es tu principal herramienta, no solo de trabajo sino de desarrollo personal
. Como todas las herramientas, necesitan su mantenimiento y debes dedicar un tiempo a prepararla y entrenarla para que se enfoque en la dirección correcta. Por ejemplo, una forma de aprovechar el tiempo que utilizan muchas personas de éxito es convertir el tiempo de conducción en tiempo de aprendizaje.

Hoy en día, pasamos un gran número de horas anuales sentados en el coche, bien sea por viajes de trabajo, desplazamientos diarios o vacacionales. Lo cierto es que, por término medio, recorremos en torno a 20.000 kilometros al año, lo que se puede traducir en unas 350 – 500 horas “dentro del coche”.

¿Te imaginas dedicar ese tiempo a escuchar audiolibros y programas educativos y formativos, de forma que alimentes tu mente hacia el desarrollo?. Estamos hablando de 350 – 500 horas de formación al año. ¡Casi como un master!.

Hacer de esta práctica un hábito contribuirá a tu desarrollo más que otras actividades más convencionales.

Asiste a todos los cursos y conferencias que puedas
Además de escuchar audiolibros, asistir a conferencias y seminarios de diversos temas relacionados con tus objetivos, contribuirá a proporcionarte opciones, puntos de vista diferentes y, en definitiva, a enriquecer tus decisiones. Asistir a seminarios y conferencias te ahorrará tiempo de lectura, puesto que los buenos ponentes se encargarán de “enseñarte la esencia”. Te mostrarán lo fundamental.

Establece una rutina de funcionamiento
Uno de los principales malgastadores de tiempo es funcionar a impulsos. ¿Te ha pasado alguna vez que has empezado un trabajo, lo has dejado, lo has vuelto a empezar y has tenido la sensación de no avanzar?. Es posible que sí y quizás te haya dejado una sensación de “tiempo mal aprovechado”.

Las personas que sacan más partido de su tiempo establecen rutinas de dedicación. Decide cuánto tiempo diario vas a dedicar a cada tipo de actividad y, aunque sean minutos, no dejes de realizarlas ni un solo día. Imagínate, por ejemplo, que quieres escribir un libro. Este suele ser uno de los objetivos más atractivos para la mayor parte de las personas y a la vez uno de los que en menos ocasiones se consigue. Sin embargo, hay muchas personas que han empezado en algún momento a escribir su libro. ¿Por qué no lo acaban?.

La respuesta es “porque no han establecido rutina de trabajo”. Han empezado y lo han dejado muchas veces, quizás hace años. ¿Qué habría pasado si estas personas hubiesen dedicado solo 20 minutos diarios a su libro?. En seis meses, habrían dedicado 60 horas a escribir y en un año 120 horas. Si consideramos que, por término medio, se pueden escribir 3 hojas en una hora, a los seis meses hubieran tenido su libro de 180 páginas y al año uno de 360 páginas. ¡Una buena inversión de tiempo por un best seller!.

Aprovecha los “tiempos muertos”
Analizando mis conversaciones con las personas a lo largo de los años, he identificado una frase recurrente en relación con el uso del tiempo: “no tengo nada que hacer”. ¿Has oído tú esta expresión alguna vez?”. Esto se traduce en multitud de horas en la vida de una persona en la que “no se genera ningún resultado”. Si no haces nada, no conseguirás nada, ni siquiera descansar.

Mis mejores ideas, por ejemplo, las he desarrollado en “tiempos muertos” como los viajes en tren o en avión. Con los medios tecnológicos existentes en la actualidad y con nuestra mente dispuesta a colaborar, los tiempos muertos se convierten en un poderoso recurso. En ocasiones, son esos tiempos muertos los mejores para hacer algunas cosas que normalmente no hacemos como pensar y crear.

Si modificamos nuestros hábitos y cuando tengamos la sensación de “no tener nada que hacer”, pensamos y actuamos en términos de “voy a hacer algo que me acerque a cualquiera de mis objetivos”, estaremos en el camino de conseguir lo que realmente queremos.

Para tu entrenamiento
A continuación encontrarás dos ideas para ayudarte a mejorar la gestión de tu tiempo rápidamente:

Primero, identifica audiolibros y material formativo que puedan contribuir a tu desarrollo personal o profesional y planifica una inversión en éste.

Segundo, decide dedicar parte de tu espacio dedicado a viajes y a desplazamientos en coche a escuchar y aprender el material que has seleccionado.

Tercero, establece una rutina de trabajo para tus tres principales objetivos a corto y medio plazo. Dedica un tiempo diario, por pequeño que sea, a cada uno de ellos. Pregúntate al acostarte: ¿qué he hecho hoy en relación con cada uno de estos objetivos?.




lunes, 3 de agosto de 2009

Píldoras para el Éxito en la Venta: Descubre los secretos que marcan la diferencia


“Recuerdo el primer día en que conseguí mi primer pedido. Me levanté y me puse mi traje como los otros días que había salido a vender. Me preparé mi maletín. Las muestras, las tarifas, el bloc de pedidos, los catálogos, las tarjetas de visitas, todo estaba preparado.

Tomé el metro temprano puesto que todavía no tenía carnet de conducir y me dirigí hacia el cliente. Recuerdo que durante el trayecto estuve repasando lo que iba a decir, cómo iba a presentarme y recuerdo que me invadía una sensación de inseguridad. Llegué a pensar en algunas ocasiones: “a ver si con un poco de suerte llego y no está”. Así me libro del amargo momento de la entrevista. ¿qué opinas de esta actitud?.

El caso es que llegué por fin al cliente. Estaba convencido de que no iba a vender nada en absoluto. El cliente no iba a querer mis productos. Además, el cliente iba a pensar “y este chico, ¿cómo pretende venderme algo a mí que llevo veinte años en el sector?”. Seguro que me equivocaba de precios y que no me salían las palabras.

Me dejaron en la sala de espera de representantes hasta que me pudiera atender el cliente. Yo estaba sudando y quería irme de allí. Cuando llegó el cliente, yo creo que lo notó porque cuando le dí la mano debió notar mi sudor. Tras saludarle, le dije como tenía previsto: “Hola, buenos días, soy José Ramón Luna, de Caramelos Cerdán. Venía a ver si necesitaba algo”. El cliente me miró y me dijo: “Pues mira, en este momento no me hace falta nada”. Ví el cielo abierto con esa respuesta. Iba a acabar rápido. Le respondí: “Muy bien. Pues nada, hasta otro día” y me di la vuelta.

El cliente, mientras me iba, me llamó y me dijo: “Espera, José Ramón. He pensado que me hacen falta cincuenta cajas de piruletas”. Yo empecé a temblar. En aquella época, con cincuenta cajas de piruletas obtendría una comisión que me permitiría mantenerme durante un mes. Tomé el bloc de pedidos y no era capaz de rellenarlo. El cliente, a quién estaré eternamente agradecido, me dijo: “trae aquí, que yo te cumplimento el pedido”. Así lo hizo y salí de allí lleno de orgullo y con la autoestima bien alta. ¡Había sido capaz de vender!.”

(Este es un extracto de la publicación “Píldoras para el Éxito en la Venta”).

Escenas como la anterior son el día a día de muchas de las personas que nos dedicamos a actividades comerciales en uno u otro momento: vendedores, agentes comerciales, pequeños empresarios, comerciantes, emprendedores, etc.

En “Píldoras para el Éxito en la Venta”, a lo largo de más de dos horas de audio y ciento cincuenta páginas, el lector reflexionará sobre determinados elementos clave de la actividad de venta profesional. Te cuestionarás tus principios actuales, reforzarás tus principales aspectos motivadores y aprenderás técnicas de sencilla puesta en marcha que te ayudarán a conseguir más y mejores resultados comerciales.

Su formato “audio + libro de trabajo” y su carácter extraordinariamente ameno convierten a esta publicación en un excelente apoyo para el desarrollo profesional. Escuchándolo en el coche o en casa, leyendo tranquilamente y trabajando en los diferentes ejercicios propuestos, conseguirás mejorar tus aptitudes y actitudes comerciales, obteniendo más y mejores resultados.

Información y pedidos en www.desafiocoaching.com


sábado, 11 de julio de 2009

¿Quién dijo resistencia al cambio?


Las personas actuamos impulsadas por dos grandes tipos de motivadores: conseguir placer o evitar el dolor. Cuando decidimos actuar en cualquier sentido lo hacemos porque pensamos que nos sentiremos mejor de lo que nos encontramos en ese momento, es decir, conseguiremos algún efecto positivo, o bien dejaremos de experimentar el dolor que podamos estar experimentando en el momento de esta decisión.

Todas nuestras acciones las asociamos con placer o con sufrimiento.
Todo lo que hacemos es bueno o malo, positivo o negativo. Esta realidad es la que nos permite avanzar y cambiar, tomando decisiones y poniendo en marcha nuevos proyectos. Pero es también esta realidad la que condiciona nuestra habitual “resistencia al cambio”. Si decidimos no hacer algo es porque no asociamos el suficiente placer o porque asociamos mucho dolor al hecho de hacerlo.

Quiero mantenerme en mi zona de confort
Ante lo desconocido, ante lo nuevo, normalmente respondemos tratando de mantener nuestra actual situación ya conocida. Es habitual que nos quedemos en nuestra zona de comodidad o de confort. En ocasiones, no estamos especialmente contentos con lo que tenemos, ni con nuestra carrera, incluso con nuestras relaciones, pero nuestra mente asocia peligros con el hecho de un posible cambio.”¿Y si hago algo diferente y resulta que el resultado es todavía peor que lo que tengo en la actualidad?. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Este es un comportamiento muy habitual para la mayor parte de las personas.

Si quieres algo diferente, tienes que hacer cosas diferentes
Con esta actitud, estamos limitando nuestras posibilidades de crecimiento, mejora y desarrollo. Si quieres conseguir algo diferente, si quieres conseguir más y mejor, tienes que hacer cosas diferentes. Alguien dijo una vez que la definición verdadera de la locura es “tratar de conseguir resultados diferentes, haciendo lo mismo una y otra vez”. Qué tal si te preguntas ¿qué pasaría si cambio algunas cosas y resulta que sale bien?. ¿Cómo me encontraría?.

Un método para el cambio
Para vencer la resistencia y prepararte para un cambio positivo que te permita conseguir más y mejores resultados en todos los ámbitos de tu vida es necesario que te plantees preguntas poderosas y te ofrezcas respuestas sinceras y motivadoras. Es necesario que cuando te plantees tomar una decisión relacionada con algún cambio, respondas con reflexión y convicción a las siguientes preguntas:

- ¿qué es lo que me impide hacerlo?
- Si hago esto, ¿qué efectos positivos consigo?, ¿a qué me acerco?, ¿de qué me alejo?, ¿Qué beneficios tendrá esta actuación para las personas que me importan?
- Si no lo hago, ¿qué posibilidades estoy perdiendo?, ¿qué efectos negativos tendrá la decisión, para mi y para mi y para otras personas?

Es necesario que respondas a estas preguntas con total convicción, visualizando tus respuestas como si ya se hubiera producido la situación. Es necesario que vincules el mayor placer y beneficio a ese cambio y que vincules el mayor dolor y sufrimiento posible al hecho de no cambiar.

El verdadero secreto del cambio
Cuando interiorices completamente estas sensaciones, conseguirás la fuerza necesaria para acometer cualquier cambio que desees en tu vida. Como dice en sus libros Anthony Robbins, las personas actuamos por “neuroasociaciones. Cada acción que podemos realizar la asociamos con dolor o placer y esto es lo que condicionará nuestro movimiento.

Asocia suficiente dolor a algo y dejarás de hacerlo. Asocia suficiente placer a algo y serás capaz de hacerlo. Este es el verdadero secreto del cambio y es válido para personas y organizaciones y para cuestiones personales o profesionales.

Ejercicios para la acción
Aquí hay tres cosas que puedes hacer y que te facilitarán tus cambios:

Primero, identifica algún aspecto de tu vida que desees cambiar. Se lo más concreto posible (dejar de hacer algo, atreverte a crear una empresa, conseguir tu peso ideal, etc.). Define con detalle lo que quieres cambiar.

Segundo, plantéate las preguntas que comentábamos anteriormente. ¿Qué me impide hacerlo?, ¿qué beneficios tendrá el cambio?, ¿qué efectos negativos tendrá no cambiar?. Dedica tiempo a responder a estas preguntas visualizando con detalle las situaciones.

Tercero, actúa ya. Pon en marcha el cambio y comprueba que es lo que sucede. Solo así sabrás realmente lo que pasaría si lo hicieras. Permítete avanzar y desarrollarte.


sábado, 6 de junio de 2009

Gracias por no estar de acuerdo conmigo


“He querido salir hoy antes del trabajo para hacer unas compras y mi jefe no me ha dejado. Es un verdadero déspota”. Escenas como esta suceden a diario y en distintos ámbitos de la vida. Opiniones diferentes, órdenes no acatadas, distintas formas de comunicar y diferentes percepciones de la realidad originan continuos enfrentamientos entre las personas. Continuamente se producen conflictos.

Los conflictos se suceden en todos los ámbitos. Entre padres e hijos hay conflictos, entre esposos y esposas, entre jefes y empleados, entre miembros de un equipo o de una comunidad de vecinos. Los conflictos son una parte esencial de las relaciones humanas.

Cuando tenemos un conflicto con alguien son muchas las ocasiones en que optamos por el enfrentamiento y, al final, no conseguimos nada en claro. Únicamente logramos aumentar nuestro enfado, nuestro nivel de estrés y, además, nos desconcentramos y nos volvemos improductivos durante un tiempo. ¿Crees que esto compensa realmente?. Yo creo que no, pero aún así lo cierto es que lo hacemos.

¿Para qué nos enfrentamos?
Cuando decidimos enfrentarnos con alguien y entrar en la discusión buscamos conseguir siempre algo positivo, bien sea para nosotros o para la otra persona
. Quizás buscamos sentirnos importantes, reflejar todo lo que sabemos sobre algo, dar una imagen de autoridad frente a otras personas o conseguir cambiar la forma de pensar o el punto de vista de la otra persona para evitarle un sufrimiento. Todas estas son intenciones muy positivas pero, la realidad es que muchas veces no conseguimos ninguno de estos objetivos mediante el enfrentamiento. Es más, a veces todo lo contrario.

Cuando una persona nos lleva la contraria o nos impide algo, quizás “esté haciéndolo por nuestro bien”. Quizás su intención sea la de ayudarnos y evitarnos un disgusto. Pero, ¿cómo lo percibimos nosotros?. Normalmente como un ataque y, de nuevo, como un conflicto.

Detrás de cada actuación siempre hay una intención positiva
Salvo patología, siempre que alguien actúa de una determinada manera tiene una intención positiva, tanto para sí como para los demás. Persigue conseguir algo bueno. Conocer esta realidad es clave para gestionar positivamente nuestros conflictos.

Cuando discutamos con alguien pensemos que hay una intención positiva: ¿para qué me lleva la contraria?, ¿qué persigue al comportarse así? ¿cuál es la intención positiva de su actuación tanto para mi como para él mismo?, ¿qué es lo bueno que quiere conseguir o evitar?.

Al identificar la intención positiva, podremos generar alternativas diferentes al conflicto para conseguir el objetivo perseguido. La pregunta clave es: ¿cómo puedo conseguir el efecto positivo buscado sin caer en el enfrentamiento?, ¿qué otras cosas puedo hacer?. Si, por ejemplo, un padre no deja a un hijo salir “para salvaguardar su seguridad”, una alternativa al enfrentamiento podría ser buscar y argumentar distintas actuaciones que demuestren a ese padre que el hijo estará seguro aunque salga.

Cuando el jefe del comienzo de este artículo no deja al colaborador irse antes para hacer unas compras, puede ser que lo que intente sea que “aprenda a seguir una disciplina para mejorar profesionalmente”. Una alternativa al enfrentamiento podría ser demostrar esta disciplina proponiendo un tiempo extra por la tarde o comprometiéndose a terminar un trabajo antes de lo previsto.

Agradece la intención positiva
Si hemos legado a la conclusión que cuando alguien se enfrenta a nosotros, de alguna manera nos quiere ayudar, persigue algo positivo, ¿no deberemos agradecérselo?. En vez de entrar en conflicto di: “gracias por preocuparte por mí, sin embargo, déjame explicarte porqué puedes estar tranquilo y qué otras alternativas podemos estudiar para conseguir el mismo efecto”.

Aplicando estas nociones nos evitaremos “sofocones” y conseguiremos mejores resultados en nuestras relaciones con las personas.

Ejercicios para la acción
Aquí hay tres cosas que puedes poner en marcha para mejorar la gestión de los conflictos.

Primero, identifica una experiencia pasada reciente en la que hayas tenido un conflicto con alguien. Formúlate estas preguntas: ¿qué pasaba?, ¿qué intención positiva podía perseguir mi interlocutor?, ¿Qué efecto positivo quería conseguir para mi esta persona?, ¿qué ´buscaba satisfacer esta persona para ella misma?.

Segundo, una vez identificada la intención positiva platéate qué alternativas diferentes al conflicto podrías haber planteado para hacer frente a la situación y conseguir los mismos efectos positivos perseguidos.

Tercero, decide hoy afrontar las situaciones de posible conflicto de esta manera, evitando el enfrentamiento negativo y disfruta de los resultados.


martes, 26 de mayo de 2009

Invertir el dinero con precaución para gozar de salud financiera


Una recomendación general, en la que coinciden todos los autores, con respecto a la inversión económica es: “Investiga antes de invertir”. Infórmate y reflexiona antes de dedicar tu dinero a una inversión delicada y cuantiosa. Esta es una de las leyes más importantes en lo que se refiere al dinero. Párate a pensar en lo que te ha costado ganar lo que estás pensando en invertir. ¿Crees que puede merecer la pena estudiar bien dónde invertir ese dinero antes de tomar una decisión al respecto?. Seguro que sí.

Verifica cada detalle
No te permitas nunca tomar decisiones a la ligera en materia de dinero. Has trabajado mucho y durante mucho tiempo para conseguirlo como para arriesgarte ahora a perderlo de un plumazo. Cuando te plantees realizar una inversión, recopila y analiza toda la información que sea posible antes de tomar una decisión o adquirir un compromiso.

Pregunta y pide cuanta información pueda ser relevante. Exige información honesta, fiable y adecuada. Si tienes cualquier duda o te falta cualquier información, seguramente sería mejor que guardaras otra vez tu dinero antes de especular o asumir el riesgo de poder perderlo.

El dinero se pierde fácilmente
Un primer principio relacionado con el dinero es el siguiente: “la única cosa fácil relacionada con el dinero es perderlo”. Es muy complicado conseguir dinero para invertir en un mercado tan competitivo como en el que nos encontramos y, sin embargo, es sumamente fácil perderlo. Piensa por un instante en tu realidad. ¿Cuánto tardas en gastar la nómina o los ingresos que generas cada mes?. ¿Qué porcentaje de tus ingresos puedes dedicar al ahorro?. Complicado, ¿verdad?.

Ahora piensa en lo que tardas en ahorrar una cantidad que consideres respetable. El dinero parece irse más rápido de lo que se queda. ¿Estás de acuerdo?.

La mejor regla de todas
En vista de lo anterior, el mejor consejo que te puedo dar es “No pierdas el dinero”.

Piensa en tu dinero como si fuera una parte de tu vida. Tienes que cambiar un cierto número de horas, semanas e incluso años de tu vida para generar el dinero que luego podrás utilizar en tus ahorros e inversiones. Ese tiempo es irremplazable. Es una parte de tu preciosa vida que se ha ido para siempre. Cuando pierdes dinero, estás perdiendo el tiempo dedicado a conseguirlo. Cuida el dinero más que perderlo y acabarás consiguiendo una seguridad económica.

Se certero en tus inversiones
Otro principio: “Si piensas que te puedes permitir perder un poco, acabarás perdiendo mucho”.

Las personas que piensan que tienen tanto dinero que pueden permitirse perder un poco acaban perdiendo mucho a lo largo de sus vidas. Pregúntate ¿qué pasaría si perdieras un uno por ciento en una inversión determinada. ¿Podrías soportarlo?. Si no es así, mejor no hagas esa inversión.

Ejercicios para la acción

Aquí hay dos cosas que puedes poner en marcha inmediatamente para mejorar tus resultados económicos.

Primero, piensa en los diferentes errores de índole económico financiero que has cometido en tu vida. ¿Qué tienen en común todos ellos?, ¿qué puedes aprender de ellos?. Recuerda que un buen diagnóstico es la mitad de la cura.

Segundo, invierte solo en cosas sobre las que entiendas y en las que confíes plenamente. Invierte en ámbitos relacionados con tu área de conocimiento. Ten en cuenta únicamente consejos de gente que tenga éxito financiero. Juega con seguridad. Es preferible congelar tu dinero que invertir en la posibilidad de perderlo, sobre todo si tienes en cuenta el tiempo y esfuerzo que te ha costado conseguirlo.

viernes, 15 de mayo de 2009

Tus creencias determinan tu éxito

Probablemente, el factor que más influye en tu éxito es tu sistema de creencias. Lo que piensas sobre ti mismo y sobre lo que será tu futuro ejerce una fuerza que te acerca o te aleja del éxito. A esto se le podría llamar la Ley de la Creencia: “Cualquier cosa que creas con la intensidad y el sentimiento suficientes se hará realidad”.

Lo que creen las personas con éxito
Todo lo que crees con intensidad se llega a hacer realidad
. Lo que se ha demostrado a través de los tiempos es que las personas con éxito creen con intensidad que tienen las habilidades necesarias para conseguir el éxito y que, por tanto, lo consiguen. No se entretienen, ni piensan ni hablan sobre las posibilidades de fracasar. Simplemente ¡no consideran la posibilidad de fracasar!.

Pensamiento positivo vs conocimiento positivo
En condiciones normales, actuamos de manera consistente con nuestras creencias. Por ello, debes trabajar en conseguir que tu sistema de creencias incluya el convencimiento de que conseguirás todos tus objetivos. Esto supera el “pensamiento positivo” para convertirse en lo que podríamos llamar “convencimiento positivo”. El pensamiento positivo se queda en ocasiones en deseos o esperanza. Sin embargo, el convencimiento positivo se produce cuando tú sabes con certeza que tendrás éxito.

La creación de poder interior
Tener una firme creencia de que serás capaz, de que lo conseguirás contribuye a aumentar tu “poder interior”, elemento esencial para alcanzar el éxito. Desarrollar esta creencia implica confianza en ti mismo. Se basa en la convicción. Se basa en la fe. Se basa en la creencia en tu habilidad para superar cualquier obstáculo. Tú puedes desarrollar esta confianza con persistencia, trabajando en tus objetivos y aprendiendo de las personas que han alcanzado el éxito y que para ti constituyen una referencia. Cuanta más información introduzcas en tu cerebro relacionada con el éxito, más fácil te resultará desarrollar esta confianza en ti mismo y este poder interior que te ayudarán a manejarte entre los obstáculos y dificultades.

Apuesta por el éxito
El éxito no es un fenómeno generalizado. No es habitual conseguirlo y, de hecho, no son tantas las personas que lo han conseguido. En el ámbito económico, por ejemplo, solo una de cada cien personas consigue convertirse en rico y millonario. Solo un cinco por ciento de las personas consiguen una total independencia económica, sin hipotecas y otras deudas. Esto significa que las apuestas juegan en tu contra en una proporción de 19 a 1. La única manera que conseguirás éxito es tomándotelo en serio. Esfuérzate en mantenerte ocupado, en ser proactivo, en ser persistente. Recuerda, todo lo que te acerque a tus objetivos vale. Todo suma.

Decide conseguir unos resultados excelentes
El autocontrol y la autodisciplina son ingredientes esenciales para cualquiera que quiera conseguir unos resultados extraordinarios. El control sobre tus pensamientos y creencias es el ejercicio más duro y difícil para tu desarrollo personal. Plantéate pensar y hablar únicamente de lo que quieres y no pensar ni hablar nada sobre lo que no quieres durante 24 horas. Comprobarás que te resulta difícil enfocarte solo en tus deseos y objetivos, pero con práctica lo puedes conseguir. Cuando consigas esto, tu vida cambiará muy positivamente puesto que te orientarás hacia el éxito.

Ejercicios para la acción
Aquí hay tres cosas que puedes hacer y que te acercarán al éxito:

Primero, repítete continuamente palabras, imágenes y pensamientos que vayan en línea con tus sueños y con tus deseos. Cualquier cosa que te repitas con persistencia, una y otra vez, se instalará en tu interior como una de tus creencias.

Segundo, plantéate el objetivo y el reto de pensar y hablar exclusivamente sobre lo que deseas durante las próximas 24 horas. Esta será una de las cosas más complicadas que hayas hecho. Pero si eres capaz de enfocarte en lo que deseas y alejarte de lo que no quieres al menos durante 24 horas, habrás comenzado a propiciar un cambio considerable en tu vida.

Tercero, identifica los conceptos, elementos y comportamientos que definen para ti el éxito. Trata de encontrar alguna persona, conocida o no, que haya conseguido éxito según tu visión y enfócate en seguir su modelo.

miércoles, 22 de abril de 2009

Rumbo hacia la luz

En ocasiones nos sentimos agobiados, bajos de ánimo o sin fuerza para afrontar determinadas situaciones externas que, al menos aparentemente, son negativas. La actual situación de crisis es una muestra de ellos. Sin embargo, en la mayor parte de las ocasiones, el entorno no cambia “por generación espontánea”. Suele seguir igual e incluso a veces va a peor. Tenemos que convivir con él y nos toca a nosotros hacer algo para llevarlo lo mejor posible.

La buena noticia es que tú ya tienes dentro de ti todo lo que necesitas para afrontar las situaciones negativas y salir airoso de ellas. No necesitas tantos apoyos externos como tú crees. Sabes todo lo que necesitas saber para ser tu mejor amigo, tu mejor guía, tu profesor y tu mentor, por lo que puedes sentirte totalmente feliz y seguro de ti mismo. Puedes aprender a resolver las dificultades que se interponen entre ti y tu disfrute personal. Ya se que esto suena a “cuento maravilloso”, pero permíteme que argumente porqué estoy convencido de ello.

Sé honesto contigo mismo
El punto de partida para hacer frente a cualquier situación negativa que te surja es ser completamente honesto contigo y con tu realidad. No esperes siempre lo mejor y que todo será maravilloso. Piensa, por ejemplo que, cuando algo te esté molestando puede pasar que, si no haces nada, la situación tienda a ser peor.

Evita la tentación de negar la evidencia, de pretender que nada es malo, de desear, esperar y rogar que sea lo que sea pasará y tú no tendrás que hacer nada. La realidad es que, en muchas ocasiones, la situación empeora antes de mejorar y al final tendrás que hacer algo para solucionarla. Bueno, esto no es tan malo. Lo único que significa es que “ante las situaciones adversas hay que hacer algo”. Recuerda que “si sigues haciendo lo mismo, obtendrás los mismos resultados”.

Gestiona tus problemas desde otro punto de vista
Hay un viejo dicho que dice que “no puedes solucionar un problema desde el mismo estado en el que lo creaste o se produjo”. Por eso, muchas veces, nos cuesta mucho solucionar problemas y situaciones adversas. No salimos de nuestra “trinchera mental”. Por ejemplo, cuando en una relación de pareja las dos personas se pasan el día discutiendo, negociando y volviendo a discutir los mismos asuntos, probablemente están tratando de arreglar el problema en el mismo nivel en el que se creó. Si gestionaran el problema en un nivel distinto, más alto, estas personas preguntarían algo como: “De cara a ser felices, ¿es esta la relación que tenemos que mantener habitualmente?”.

Encuentra el trabajo más adecuado para ti
A nivel profesional, mucha gente trabaja duramente y experimenta una considerable frustración empeñándose en hacer un trabajo concreto o dedicarse a una actividad determinada. Insisten y cada vez se sienten menos realizados. De la misma manera, en ámbito personal, otras personas se esfuerzan en mantener una situación, unas relaciones y un “statu quo” que no les satisface. ¿Cómo solucionar estas situaciones?. ¿Qué pasaría si decidieran dedicarse a otra cosa? ¿O si hicieran lo que hacen de manera diferente?, ¿o si lo hicieran con gente diferente?, ¿o las tres cosas a la vez?. Probablemente su sensación y estado de ánimo variaría y empezarían a “solucionar su problema”.

A continuación propongo algunas preguntas para que respondas en relación con todo esto. Escríbelas en la cabecera de una hoja de papel en blanco y piensa tantas respuestas a cada una de ellas como te sea posible.

¿Qué sería necesario?
La primera pregunta es: “¿qué sería necesario para que yo fuera totalmente feliz?”. Anota cualquier cosa, por muy simple que sea, que se te pueda ocurrir. Cualquier cosa que creas que formaría parte de tu vida si tú ya fueras totalmente feliz en este momento. Escribe cosas como salud, felicidad, prosperidad, amor, relaciones, paz interior, coches, casas, ropa, dinero, etc. imagínate que no tuvieras límites.

¿Qué te está reteniendo?
La segunda pregunta es un poco más difícil. Escribe ahora en la cabecera de la hoja : ¿En qué situaciones de mi vida y con quién no soy totalmente feliz?. Esfuérzate en pensar en todos los detalles, en todos los ámbitos de tu vida, en tu día tipo, desde la mañana a la noche y escribe cualquier cosa que no te satisfaga o te haga infeliz. Recuerda que hacer un buen diagnóstico es la mitad de la cura. Identificar las situaciones insatisfactorias es la primera fase para resolverlas.

Identifica tu momento más feliz
La tercera pregunta, mucho más alegre, te dará algunas líneas de actuación: “Repasando toda mi vida mi vida, ¿dónde y cuando he sido más feliz?. ¿Con quién estaba y qué estaba haciendo?. Disfruta y anota todos los detalles.

Decide qué hacer
Una vez que hayas respondido a estas preguntas, piensa ahora en lo que puedes hacer, empezando a actuar inmediatamente para crear el tipo de vida que siempre has soñado. "Pon rumbo hacia la luz". Puede llevarte una semana, un mes o un año, pero eso no importa. Cualquier cosa que hagas que te acerque a tu objetivo te reconfortará e irás disfrutando la singladura. Te irás haciendo más positivo y optimista. Tendrás más autoconfianza y autoestima y te convertirás en el verdadero dueño de tu vida, sintiéndote cada vez mejor.

Como ves, afrontar las situaciones adversas y salir airoso de ellas depende de tí. Tu sabes qué cambios debes hacer para conseguir tus grandes objetivos.


Ejercicios para la acción
Aquí tienes tres cosas que puedes hacer de forma inmediata para mejorar tu situación actual:

Primero, examina detenidamente tus relaciones profesionales y personales. ¿hay alguna situación o actuación que no volverías a hacer si tuvieras otra vez la oportunidad?. ¿Hay personas con las que evitarías cruzarte si pudieras y personas con las que intensificarías tu relación?.

Segundo, haz una lista de las cosas que te harían verdaderamente feliz. Anota todo lo que se te ocurra, hasta los pequeños detalles y empieza inmediatamente a pensar en cosas que podrías hacer para conseguirlas.

Tercero, permítete a ti mismo soñar y tener fantasías sobre tu vida ideal. ¿Cómo sería?, ¿Cómo te sentirías?. Entonces, haz algo todos los días para acercarte a esta vida que has definido. "Pon rumbo hacia la luz"


domingo, 5 de abril de 2009

Ante momentos bajos, cabeza alta

Algunos días amanecen grises
Es posible que te haya ocurrido en alguna ocasión que te has despertado y te has encontrado algo bajo, con falta de fuerzas para afrontar las obligaciones del nuevo día. Es posible también que te hayas encontrado con días en los que te costaba más aguantar bromas y en los que te encontrabas menos dispuesto a soportar los problemas cotidianos. Días en los que no tenías un buen estado de ánimo.

En estas circunstancias, ¿qué es lo que te pedía el cuerpo?. Quizás te hayas dado la vuelta en la cama y te hayas tapado la cabeza con la almohada diciendo: “Hoy no me levanto”.

La solución a un problema pasa por afrontarlo
Y al final, ¿cómo has solucionado siempre estas situaciones?, ¿cómo has cogido fuerzas para enfrentarte a días y momentos en los que lo único que te apetecía era dormir?. Probablemente, hayas decidido al fin pegar un salto, levantarte, “ponerte las pilas” y decir, con la cabeza alta “vamos a por ello”.

Los estados de ánimo y la actitud corporal están siempre relacionados
Las personas que se encuentran en estados de ánimo “bajos” suelen mostrar una actitud corporal cerrada. Suelen ir con la cabeza y los hombros hacia abajo y con una expresión facial seria, triste y desganada. ¿Has visto alguna vez una persona deprimida mirando al frente, con la cabeza alta y una expresión facial de seguridad y confianza?. Seguro que no.

Por el contrario, si tuvieras que describir la expresión corporal de una persona con confianza y segura de si misma, ¿cómo lo harías?. Quizás hablarías de una persona en posición erguida, cabeza alta, mirada al frente, expresión facial con energía, incluso con una ligera sonrisa, pecho sacado y respiración firme.

Como conclusión, podemos afirmar que el estado de ánimo y la actitud corporal parecen tener cierta relación. Estados de ánimos positivos llevan asociadas unas actitudes corporales determinadas, abiertas y energéticas y estados de ánimo bajos o negativos, otras actitudes corporales distintas, cerradas y faltas de energía.

Modifica tu actitud corporal para mejorar tu estado de ánimo
Esta asociación nos ofrece a todos una poderosísima herramienta para controlar y mejorar nuestro estado de ánimo. Solo con modificar tu fisiología, podrás mejorar tu estado de ánimo. Nuestro cerebro no podrá generar estados de ánimo bajos si nuestro cuerpo no le acompaña. A través de la modificación de nuestra actitud corporal, guiamos el tipo de mensajes que elabora el cerebro y, en consecuencia, nos podremos sentir mejor. La próxima vez que te sientas con un bajo estado de ánimo, levanta la cabeza, saca pecho y sonríe. Comenzarás a sentirte mejor.

Ejercicios para la acción
Aquí tienes dos cosas para mejorar tu estado de ánimo utilizando tu fisiología

Primero, recuerda alguna experiencia en la que te hayas sentido pletórico de ánimos, totalmente positivo y con confianza y seguridad. Recuerda con detalle cómo era tu actitud corporal en esas circunstancias (mirada, sonrisa, cabeza y cuello, posición de la espalda, respiración, nivel de energía, etc.)

Segundo, la próxima vez que te sientas “bajo de fuerzas”, no te dejes llevar por esa sensación y sitúa tu actitud corporal como en la experiencia positiva que has descrito en el punto anterior. Levanta la cabeza, sonríe, respira hondo, mantén una posición corporal erguida y … prueba a ver que pasa. Disfruta de la experiencia.

martes, 24 de marzo de 2009

Las cuatro columnas de la felicidad

Es posible que a lo largo de tu vida te fijes miles de objetivos a conseguir, pero todos ellos se pueden encuadrar en cuatro categorías básicas. Todo lo que te planteas y todo lo que haces está orientado a conseguir mejorar una o varias de estas áreas o categorías. Son realmente las columnas en las que basas tu proyecto de vida.

Unas relaciones satisfactorias
La primera categoría de objetivos incluye el deseo que todos tenemos de conseguir unas relaciones felices y prósperas con las personas que nos rodean. Todos queremos amar y ser amados. Todos deseamos tener una vida de familia feliz y armónica. Todos queremos llevarnos bien con las personas que tenemos a nuestro alrededor y conseguir el respeto de aquellos a quienes respetamos. Nuestro comportamiento responde normalmente a nuestro deseo de conseguir unas buenas relaciones con los demás y a la necesidad de hacer algo por nuestra sociedad. Piensa por un instante cómo te sientes cuando discutes con una persona que realmente te importa.

Disfruta de tu trabajo
La segunda categoría de objetivos tratan de satisfacer el deseo de un trabajo interesante y motivador. Realmente queremos vivir bien pero, aún por encima de eso queremos una ocupación o una profesión que nos llene y que nos guste. Algunos de los mejores momentos de nuestra vida los vivimos cuando conseguimos buenos resultados en nuestros trabajos y cuando nos sentimos plenamente motivados. Cristóbal Colón decía: “No podrás ser feliz si no amas tu trabajo”. ¿Estás de acuerdo?

Consigue la independencia financiera
La tercera categoría de objetivos se orientan, como dicen en el mundo anglosajón, a conseguir la independencia financiera. Todos deseamos vivir libres de deudas y de preocupaciones económicas. Todos deseamos tener una cuenta corriente sólida de forma que no nos tengamos que preocupar de los euros que nos gastamos cada día. Normalmente nos planteamos un escenario futuro en el que nos jubilaremos sin problemas económicos y mantendremos nuestro estilo de vida deseado. La independencia financiera nos permite vivir sin depender de la ayuda de otros y eso nos hace libres. Si nos acostumbramos a ahorrar de forma regular mientras estamos trabajando, probablemente llegará el día en que no tengamos que preocuparnos por nuestra economía.

Vigila y mejora cada día tu estado de salud
La cuarta y última categoría de objetivos contempla el deseo que todos tenemos de mantener un buen estado de salud, de no tener achaques y dolores y de mantener un nivel de energía que nos permita vivir el estilo de vida que queremos.

El equilibrio emocional es la clave
La paz mental y el equilibrio emocional son elementos clave para conseguir resultados positivos en cualquiera de las categorías mencionadas. Cuanto mayor sea tu equilibrio emocional, más relajado y positivo te sentirás, menos estrés sufrirás y, en consecuencia, mejor estado de salud tendrás.

Cuanta más paz mental consigas, mejores serán tus relaciones con los demás. Cuando te sientes bien contigo mismo, en tu interior, mejor realizas tu trabajo y mejores resultados consigues. En definitiva, cuanto mayor equilibrio emocional consigas, más cerca estarás de conseguir la vida que deseas en todos los ámbitos.

Centra tu atención en las cosas importantes
Aquello en lo que piensas y te focalizas será lo que realmente acabes consiguiendo. Cuanto más te centres en tus relaciones, en la calidad y cantidad de tu trabajo, en tu salud y en tu situación financiera, mejores resultados conseguirás en todos los ámbitos y más feliz serás.

Ejercicios para la acción
Aquí tienes tres cosas que puedes poner en marcha para mejorar tu calidad de vida y conseguir una mayor felicidad.

Primero, piensa a menudo y de forma regular en los resultados que realmente te harían feliz en cada una de las cuatro categorías de objetivos mencionadas. Estas cuestiones se convertirán en el motor de tus acciones. Ya sabes, la motivación consiste en encontrar un motivo para la acción.

Segundo, establece y escribe objetivos concretos y medibles para mejorar tus relaciones, tu salud, tu trabajo y tu situación financiera y comienza a realizar cada día acciones concretas que te acerquen hacia ellos. Comienza hoy mismo.

Tercero, lee sobre meditación y paz interior. Practica técnicas de relajación y respiración y habla con personas que te inspiren tranquilidad y con los que tengas la confianza para poder expresar cualquier idea, opinión o sentimiento que te provoquen desequilibrio emocional.

martes, 10 de marzo de 2009

Incrementa tu energía y mejora tu estado de ánimo


La cosa más importante que puedes hacer para triunfar, tener éxito y ser feliz es controlar cómo percibes tu entorno. Tu estado de ánimo depende de cómo percibes la realidad. “Lo importante no es lo que pasa, sino cómo lo percibes”. Asegúrate de que lo que ves y escuchas está en línea con los objetivos que te has marcado. Están en línea con tus metas.

Escucha cosas que te acerquen a tus objetivos
Escucha audiolibros y otros materiales que te aporten y te enriquezcan cada vez que tengas un rato. Escúchalos en el coche mientras conduces, mientras corres por las mañanas, mientras viajas en el metro. Verás como tienes tiempo para escuchar de todo, no solo música. Escuchar este material te enriquecerá como persona y te formará como profesional. Además, supone un paso importante que te acerca a tus objetivos. A medida que sabes más de un tema, tu estado de ánimo mejora y te vuelves más positivo.

Asiste a cursos y seminarios
Asiste a cursos impartidos por personas y empresas que sean referentes en tu sector de actividad y aprende cuanto puedas. Aprende de los expertos. Hazles preguntas, escríbeles cartas y e-mails, lee sus libros y artículos y escucha cuanto puedas de las personas importantes del sector en el que tú quieres desarrollarte. “Empápate” de la sabiduría de los mejores.

Acércate a las personas adecuadas
Siempre que puedas elegir, asóciate únicamente con personas positivas y orientadas al logro de sus objetivos. Rodéate de ganadores. Vuela con las águilas y no con las gallinas. Sepárate de las personas que “no van a ningún sitio” y evita a las personas negativas. Aléjate de los compañeros negativos. Si tienes un jefe negativo, considera seriamente la posibilidad de cambiar de trabajo. Asociarse de forma permanente con personas negativas es suficiente para que no consigas tus logros nunca, con la frustración y sentimiento de fracaso que ello conlleva. ¿Es eso lo que quieres? Asóciate solo con personas positivas, con ganadores.

Visualiza tus objetivos
La última cosa a hacer antes de acostarte y la primera nada más levantarte podría ser visualizar tus objetivos “como si” ya los hubieras conseguido. Ve lo que verías si ya lo hubieras conseguido, escucha lo que escucharías y siente lo que sentirías. Esta es la forma de activar y alinear tu subconsciente hacia el logro. Visualiza tu objetivo cumplido, con todo detalle justo antes de dormirte. Mírate a ti mismo con el objetivo conseguido, triunfando y con el máximo nivel de recursos y capacidades.

Alimenta tu mente con imágenes y experiencias positivas
Mírate a ti mismo mentalmente viviendo el tipo de vida que quieres vivir. Mírate a ti mismo con el tipo de relaciones, el coche, la salud o la casa que deseas tener. Hazlo justo antes de dormir y nada más levantarte. Estos son los dos momentos del día en los que tu mente se encuentra más receptiva a tus mensajes. Si la programas adecuadamente, tu mente trabajará para ayudarte a conseguir tus objetivos.

Ejercicios para la acción
Aquí tienes tres cosas que puedes poner en marcha para desarrollar tu actitud positiva.

Primero, identifica los aspectos en los que te gustaría desarrollarte y consigue material relacionado con éstos. Asiste a cursos, escucha audiolibros y lee libros sobre estas cuestiones,

Segundo, identifica las personas negativas y positivas que tienes a tu alrededor. Decide hoy apartarte de las personas negativas y haz un plan para rodearte de personas positivas y que te aporten.

Tercero, practica la visualización de manera continuada, viendo “como si” ya hubieras conseguido tus logros y objetivos. Esta percepción de la realidad te situará en un estado de ánimo positivo que te ayudará a conseguir cada día mejores resultados.

martes, 24 de febrero de 2009

¿Qué letra va primero: la A, la B o la C?


Alguien dijo una vez: “La primera regla del éxito es la concentración. Concentrar todas las energías en un objetivo y dirigirse directamente hacia él sin mirar ni a izquierda ni a derecha, garantiza una mayor eficacia y efectividad”.

Cuanto más tiempo dediques a planificar y priorizar antes de empezar a hacer tus tareas, más cosas importantes lograrás hacer y más rápido conseguirás hacerlas una vez que hayas comenzado. Cuanto más importante sea la tarea que te propones hacer, más motivado te sentirás para vencer la pereza y ponerte en marcha.

Una simple pero poderosa técnica para organizarnos
El método ABC es una poderosa técnica para establecer prioridades que puedes aplicar en todo momento, cada día y en todos los ámbitos de tu vida, tanto en el terreno personal como profesional. La técnica es tan simple pero a la vez tan eficaz que puede aumentar considerablemente tu rendimiento y tu efectividad en todas las áreas en las que la apliques.

El poder de esta técnica se basa precisamente en su simplicidad. Consiste básicamente en lo siguiente: Lo primero es realizar una lista con todas las tareas que tienes que hacer en el día que comienza. Piensa y escríbelas. Entonces clasifícalas poniendo A, B o C delante de cada una de las tareas antes de empezar a actuar.

Identifica tus prioridades principales
En este sistema de clasificación de actividades, “A” significa que algo es muy importante. Es algo que tienes que hacer necesariamente. Se trata de una actividad o tarea que si no haces o haces mal podría tener unas consecuencias negativas considerables. ¿Qué pasaría si no acudes a una visita a un cliente con el que has fijado una reunión?, ¿y si no preparas una información que necesita tu jefe para una reunión?, o ¿cómo se sentirían tus hijos si no asistieras a la primera obra de teatro en la que participan?. Para definir este tipo de tareas, responde a la pregunta ¿cuál o cuáles de las actividades del día tienen un mayor impacto en mi desarrollo personal o profesional?

Si tienes más de una tarea clasificada como A, vuelve a priorizarlas. Aunque son todas importantes, seguro que hay algunas más importantes que otras. Asígnales también un número de prioridad A-1, A-2, A-3, y así sucesivamente. La tarea A-1 es la “madre de todas las tareas”, “la prioritaria entre las prioritarias”.

Decide ahora tus tareas “secundarias”
Una tarea marcada con una “B” es una tarea que “deberías hacer”.
Las consecuencias de no hacerla o de hacerla incorrectamente serían medias, no como en el caso de las A. Son las típicas tareas que si no las haces seguramente se incomodará alguien a tu alrededor, pero que no son tan importantes como las A. Devolver una llamada que no sea crítica o revisar tu correo electrónico podrían ser tareas del tipo B. La regla es: no hagas una tarea B hasta que no hayas finalizado las del tipo A, o al menos todo lo que podías hacer ese día en concreto. No te dejes distraer por un agujero cuando delante de ti hay un abismo.

Las “otras” tareas
Una tarea de tipo “C” es algo que estaría bien hacer, sería incluso divertido, pero que si no haces no tiene grandes consecuencias ni para ti ni para nadie
. Las tareas del tipo C pueden incluir llamar a un amigo (salvo que la causa justifique una especial importancia), tomar café, hacer gestiones personales durante el tiempo de trabajo y otras más. Este tipo de tareas no tiene demasiada influencia en tu ámbito profesional.

Las ventajas del método
Aplicando este método de clasificación ABC conseguirás hacer más tareas importantes y con mayor rapidez y eficacia. La clave para que el método funcione es comprometerte a hacer primero las tareas A-1 y no dejarlas hasta que no las termines. Piensa en los beneficios que tienen para ti y tu trabajo las tareas del tipo A y las consecuencias negativas que puede conllevar no hacerlas. Tu habilidad para determinar las tareas del día, identificar las del tipo A y focalizarte en ellas es uno de los factores que más van a determinar tu desarrollo. Los resultados que conseguirás serán considerablemente mejores y mayores que los actuales.

Ejercicios para la acción
Aquí hay dos cosas que puedes poner en marcha inmediatamente para mejorar tus resultados:

Primero, escribe ahora tu lista de tareas de trabajo (o personales) y clasifica cada una de ellas con A, B, o C según la prioridad que les otorgas. Define tu actividad A-1 y ponte con ella inmediatamente. Toma la decisión de no hacer otra cosa hasta que no la hayas terminado.

Segundo, utiliza el sistema ABC todos los días y para todas las listas de tareas que te plantees realizar antes de comenzar a trabajar en ellas. Si lo haces cada día, en el plazo de un mes habrás conseguido convertir este sistema en hábito y comenzarás a notar sus beneficios. Unos mejores resultados y, por tanto, un mejor aprovechamiento de tu tiempo.


domingo, 15 de febrero de 2009

Autoformación: una práctica diaria muy recomendable

Hasta ahora, tú has llegado donde estás por lo que has aprendido hasta este momento. Cualquier progreso que te plantees conseguir de aquí en adelante implicará necesariamente que tendrás que aprender y practicar algo nuevo.

Cómo piensan los mejores
Una cualidad de los líderes y de las personas que consiguen los mejores resultados en las diferentes áreas es que están comprometidos con su propia formación y crecimiento personal. Trabajan a diario en aprender nuevas cosas y ponerlas en práctica. Mejoran su formación y sus habilidades. Nunca se muestran autocomplacientes y satisfechos con lo que saben. El aprendizaje continuo forma parte de su forma de entender la vida.

En solo tres años puedes ser una referencia
Alguien dijo hace años que con una hora al día de estudio en el área que tú decidas es suficiente para convertirte en uno de los cinco mejores en ese campo. En solo tres años, dedicando una hora, te convertirás en uno de los mejores en tu campo de actividad. Al fin y al cabo estamos hablando de más de 1.000 horas de formación y desarrollo en algo concreto.

Compra y lee libros sobre el ámbito que desees desarrollar. Si lees una hora al día, significa que leerás aproximadamente un libro por semana, o lo que es lo mismo, 50 libros al año, o 500 libros a los diez años. Esto te situará entre los primeros.

Piensa en lo que te dedicas en este momento. ¿Cuántas horas has dedicado a aprender y formarte específicamente en esta área? Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que 1.000 horas son bastantes horas.

Esto es lo que pasa en tres años: te conviertes en uno de los mejores en tu campo. Pero en cinco años, te puedes convertir en una autoridad a nivel nacional y en siete años en una referencia a nivel mundial. Considerando este tiempo en relación con toda tu vida, podría merecer la pena, ¿no?

La lectura es la clave de la autoformación
Para conseguir esto, lee todo lo que puedas relacionado con tu campo de actuación o con lo que deseas desarrollar. Suscríbete a newsletter en Internet que tengan que ver con el tema y vete haciendo con una verdadera bibliografía sobre el tema. No escatimes en tu formación.

Para ayudarte en este propósito, por ejemplo, podrías comprometerte a invertir el 3% de tus ingresos en tu desarrollo personal y tu formación. Es una forma de que parte de lo que generas, revierta directamente en tu propio beneficio y te ayude a generar beneficios también en el futuro.

Ejercicios para la acción

Aquí hay tres cosas que puedes hacer inmediatamente para ser uno de los mejores en tu campo.

Primero, pregunta a los mejores de tu campo o investiga cuáles son sus recomendaciones sobre libros, artículos, revistas o cualquier otro recurso que puedas utilizar para tu formación personal. En el momento que encuentres los títulos más recomendables, no lo dudes y ve a comprarlos.

Segundo, decide qué hora es la que vas a dedicar a tu desarrollo personal. Puede ser la última de la noche o la primera de la mañana, pero trata de conseguir una rutina.

Tercero, lee, subraya y toma notas cuando encuentres ideas de interés. Ponlas en marcha lo antes posible. Experimentarás unos mejores resultados y avances considerables de manera inmediata.

jueves, 5 de febrero de 2009

Nuestro tiempo y nuestros objetivos. ¿Qué tal se llevan?

Organiza tu vida en torno a tu familia, tu carrera y tus objetivos personales
¿Te has parado a pensar cómo es el uso que haces de tu tiempo?. ¿Has analizado el tiempo que dedicas las diferentes parcelas de tu vida?. Para conseguir nuestros objetivos, necesitamos ser dueños de nuestro tiempo en vez de ser esclavos de las presiones constantes de tiempo, como somos en muchas ocasiones.

Nuestro recurso más preciado
El tiempo es nuestro recurso más preciado. Es la cosa más valiosa que tenemos y además es irreemplazable y, aunque queramos, no lo podemos ahorrar. Únicamente podemos “reasignarlo”, traspasando algo de tiempo de acciones de poco valor a actuaciones de alto valor. Todo el trabajo que realizamos requiere tiempo. El tiempo es además absolutamente indispensable para disfrutar de las relaciones que son importantes en nuestra vida. Ya el simple hecho de tomarte un momento para pensar en tu tiempo antes de gastarlo está mejorando la gestión que haces de este recurso.

El punto de partida
Para gestionar bien nuestro tiempo, primero tenemos que gestionar bien nuestro interior. Comienza pensando que es realmente importante para ti en tu vida. Solo estarás gestionando bien el tiempo si lo distribuyes en torno a las cosas que realmente te importan y quieres conseguir.


Necesitamos establecer objetivos en las tres grandes áreas de nuestra vida.
En primer lugar, necesitamos definir objetivos familiares y personales. Estos constituyen las verdaderas razones por las que nos levantamos por las mañanas, por las que trabajamos duramente y por las que nos preocupamos por desarrollarnos y formarnos cada vez más. Son las cosas para las que tratamos de conseguir dinero y por las que, en ocasiones, nos sentimos frustrados al no “disponer de tiempo”.

Decide tus objetivos
¿Cuáles son tus objetivos personales y familiares, tanto tangibles como intangibles?. Un objetivo familiar tangible podría ser una casa más grande, un coche mejor, una televisión de plasma, un viaje o cualquier otra cosa que cueste dinero. Un objetivo intangible podría ser conseguir mejores relaciones con tus hijos o tu pareja, pasar más tiempo con tu familia para pasear o leer libros. Conseguir estos objetivos personales y familiares constituye el verdadero propósito de la gestión del tiempo.

Cómo conseguir tus objetivos
La segunda área de objetivos son los profesionales. Estos son realmente el “cómo” vamos a conseguir nuestros objetivos personales y familiares. ¿Cómo vamos a conseguir el nivel de ingresos que nos permitirá conseguir nuestros objetivos familiares?. ¿Cómo vamos a desarrollar las habilidades y capacidades que nos permitirán ir desarrollándonos como personas?. Los objetivos profesionales son absolutamente fundamentales, especialmente cuando somos capaces de conciliarlos con los objetivos personales y familiares.

Objetivos de desarrollo personal
El tercer tipo de objetivos son los objetivos de desarrollo personal. Un principio universal de equilibrio dice que “Conseguirás resultados fuera en proporción a los resultados que vayas consiguiendo en tu interior”. Nuestra vida exterior es un reflejo de nuestro mundo interior. ¿qué resultados consigues un día de trabajo cuando tienes problemas internos, cuando estás preocupado?. ¿Son peores o mejores que cuándo mejoras tu estado interno?. Si quieres conseguir grandes resultados en tus ámbitos familiar y profesional, tienes que esforzarte en tu desarrollo personal.


Lo que será nuestra vida dependerá en gran medida de lo que consigamos ser nosotros mismos. Quizás, uno de los principios más importantes del éxito es que tú puedes llegar a ser lo que realmente quieres ser y conseguir exactamente lo que quieres conseguir. Pero para hacerlo, tienes que trabajar en ti mismo y no parar nunca.

Estas categorías de objetivos (personales, familiares y profesionales) son realmente importantes. Asigna bien tu tiempo a cada faceta para conseguir equilibrio y resultados.

Ejercicios para la acción
Aquí hay tres cosas que puedes hacer inmediatamente para mejorar tu asignación del tiempo:

Primero, desarrolla el hábito de pensar y analizar periódicamente que es realmente importante para ti y evalúa cuánto tiempo dedicas a estas cuestiones. Cuanto más te paras a pensar, mejores decisiones tomas. Si no te convence el reparto de tiempo, cámbialo.

Segundo, decide claramente tus objetivos personales y familiares. Escríbelos. Discútelos con otras personas. Plantéate para qué hacer realmente lo que haces. Asegúrate de que todo lo que hagas te acerca a tus objetivos y que dedicas tiempo suficiente a estas cosas.

Tercero, dedica un tiempo a pensar en tus objetivos profesionales y los pasos que tendrás que dar para conseguirlos. Ponte en marcha hoy y avanza en esa línea. Comprueba que los objetivos profesionales son compatibles con los familiares y profesionales.